Aunque el cuadro es relativamente grande, la monja parece diminuta, como si el paso de los años, el ascetismo y la experiencia le hubieran encogido el físico sin hacer mella en la energía de su carácter. Tiene la mirada fatigada, los párpados pesados, ligeramente enrojecidos, la boca contraída en un rictus voluntarioso. En una mano huesuda, surcada de venas, sostiene un libro; con la otra empuña un crucifijo muy glande. Ha desviado un instante los ojos de la imagen de Jesús crucificado para fijarlos fugazmente en el hombre que la está pintando y luego, por los siglos venideros, en quienquiera que se detenga a contemplar el cuadro. Su aspecto es severo, pero su mirada es piadosa y comprensiva.
En Madrid hay dos retratos idénticos, los dos atribuidos a Velázquez. Éste es el mejor; el otro está en una colección privada. Los dos están presididos por un lema, oscurecido por el paso del tiempo, pero fácilmente legible: Bonum Est Pretolare Cum Silentio Salutare Dei. Significa «Es buena cosa esperar de Dios la salvación en silencio.» El otro retrato lleva, además, un gallardete con otro lema que no recuerdo entero, pero que viene a decir «Su gloria será mi única satisfacción.»
jueves, 30 de diciembre de 2010
Madre Jerónima de la Fuente, de Velázquez
Madre Jerónima de la Fuente, en Riña de gatos, Madrid, 1936.
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Me ha gustado mucho el liobro "Riña de gatos", ademas como puedes ver todos los cudro que menciona por internet, es FANTASTICO, recuerdas mucho mejor la novela. Gracias
ResponderEliminarGracias al libro de riñas de gatos he aprendido más sobre velazques, cada vez que habla de un cuadro iba a Internet y las buscaba de ese modo descubrí a velazques en mi poca cultura
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